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MI PRIMER HOME RUN

Cuando apenas era un niño de 8 años que aun no conocía la magia del beisbol, tomé por primera vez un bate, recuerdo que era metálico y que se sentía frío y liviano a la vez. Yo me preguntaba como era posible pegarle a aquella pequeña pelota de caucho con líneas cocidas. Entre pensar y cargar aquel pedazo de metal frío y liviano a la vez, tomé la decisión de pararme en el área de bateo, retando a mi amigo con una mirada de aquellas que tenían los pistoleros del viejo oeste, en el momento menos esperado mi amigo lanzo la pelota con tal fuerza que no hice swing, pensado que mi oportunidad había terminado, solté el bate y en seguida escuché a mi alrededor las voces de mis compañeros gritándome que aún me quedaban dos oportunidades más, mi cara se lleno de felicidad y me dije a mi mismo _ «¡Ora sí tengo que atinarle!»_ Volví a tomar el pedazo de metal y fui decidido a golpear la pelota, pero esta vez lanzaron la pelota con más fuerza pero yo me mantuve firme. Recuerdo la sensación y el sonido cuando golpeé la pelota y aún se me enchina la piel… vi volar la pelota hacia lo lejos y a todos siguiendo la trayectoria de esa pequeña esfera viajando en el aire, cuando dejamos de ver la pelota nos dimos cuenta que había conectado un ¡HOME RUN!. Verdaderamente una experiencia inolvidable. ¡MI PRIMER HOME RUN!

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