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Los cristales de la envidia

Me cacho en la desesperación de la envidia. Ese coraje que corroe mi cerebro y me esclaviza el corazón en el supuesto de la derrota. ¿Qué sentido tiene envidiar al otro?…

El dolor me rompe y resuenan los cristales de mis vidrios. Gotas amargas empapan mi rostro, se hinchan mis venas y solo logro asfixiarme con el ego enmicado que cargo siempre en mi cartera, como licencia de lo que debo y no pensar.

Reconozco que es la envidia la que ha empañado mis vidrios y no tengo mayor remedio que limpiarme el ego… cualquier trapo y jabón es bueno, solo importa poder ver el camino mientras aún llueve. Importa seguir siendo yo.

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